Los inversores más reconocidos se están dando cuenta de que un enfoque mayor en consideraciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) no es sólo hacer el bien sin obtener nada a cambio. En 2019, las empresas del primer cuartil de ESG tuvieron un múltiplo de valoración significativamente más alto que el promedio de su sector, tendencia que continuará en los próximos años.

Fuente: Capital IQ

Desde Mago entendemos que el efecto de la pandemia potenciará aún más el enfoque en ESG, si bien habrá que fijarse en las principales tendencias y prioridades del mundo postCOVID-19:

  1. El estímulo fiscal y la regulación sobreponderan las inversiones ESG

La fuerte caída del crecimiento económico en 2020 hizo que los gobiernos aumentaran masivamente el gasto fiscal para mitigar el daño y estimular una rápida recuperación. Los programas aprobados en los últimos meses harán que los gobiernos y las instituciones europeas desempeñen un papel más destacado en los asuntos económicos y sociales, lo que conducirá a una mayor regulación del comportamiento empresarial y social.

La regulación que esperamos supondrá la socialización creciente de ciertos sectores de la economía implicando una fuerte consideración de los factores ESG. El ejemplo más obvio aquí es el plan de recuperación de 750 mil millones de euros de la Unión Europea en el cual se prevé la financiación de empresas sostenibles para acelerar el crecimiento. Estas medidas se encuadran en el Pacto Verde de la UE, que tiene como objetivo guiar a Europa hacia un continente «climáticamente neutro» para 2050.

La sostenibilidad, por tanto, está en el centro del plan de recuperación de los gobiernos y en las instituciones europeas: planes para invertir en energías renovables a gran escala, eficiencia energética, transporte limpio, alimentos sostenibles y la pretensión de acortar y diversificar las cadenas de suministro globales…

Ya a día de hoy las instituciones apoyarán la inversión en industrias sostenibles de una manera estructural y firme, tendencia que crecerá durante los próximos años.

  1. Relocalización de los centros de producción

Muchas empresas con operaciones internacionales experimentaron en los últimos meses el desafío de una significativa escasez de suministro. El cierre de los centros de producción y la imposibilidad de transportar mercancías les impidió continuar sus operaciones a muchas empresas.

Si en las últimas décadas, la globalización de las cadenas de suministro y la fabricación just in timeredujeron sustancialmente los costes de producción, las vulnerabilidades de ese sistema mostradas durante el COVID-19 harán que muchas organizaciones reconsideren su portfolio de proveedores y sus centros de fabricación.

El proceso para mitigar el riesgo de la cadena de suministro que se llevará a cabo acercará los centros de producción a los mercados donde están los consumidores finales, con la ventaja de flexibilidad para la adaptación a la demanda que eso supone. Por otro lado, la inversión en tecnologías de Inteligencia Artificial o la conectividad de dispositivos a través de Internet de las cosas (IoT) reducirá la dependencia de la fabricación poco especializada.

  1. Trabajo no presencial

Desde el comienzo de la pandemia, la gestión corporativa de temas como los derechos humanos, el bienestar de los empleados y las relaciones con la comunidad están en el foco de atención y todo aquello que se consideraba un lujo en el pasado, como los entornos de trabajo flexibles, se ha convertido en mecanismos esenciales para la continuidad empresarial por el bloqueo que ha supuesto la Covid-19.

Las actuaciones que muchas empresas han llevado a cabo durante estos meses tendrán un impacto duradero en la reputación de las compañías, así como en las relaciones futuras, no sólo con sus propios empleados, sino también con clientes, proveedores y reguladores.

  1. Cambio climático y relación con la elección de los consumidores de un transporte cada vez más limpio

El transporte representa entorno a un 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero lo que los sitúa como un factor clave del calentamiento global. Como respuesta, los reguladores están invirtiendo en infraestructura de vehículos eléctricos, subsidiando la compra de estos y modernizando la infraestructura ferroviaria. Con estos incentivos, esperamos que el gasto de los consumidores en estas tecnologías sostenibles aumente rápidamente, a pesar de las limitaciones presupuestarias debido a la recesión económica.

El transporte público y especialmente las aerolíneas se han visto muy afectados por las restricciones de viaje relacionadas con COVID-19 con una reducción drástica de usuarios como consecuencia del distanciamiento social. Para distancias largas el cambio más evidente de esta crisis ha sido la sustitución de los viajes en avión o trenes de alta velocidad por videoconferencias. Asimismo, los desplazamientos diarios no parece que vayan a volver a los niveles anteriores a la crisis en el futuro más inmediato. Este cambio en el comportamiento de los usuarios permite llevar a cabo una planificación flexible de los viajes que pretenderá evitar las horas pico. En particular, y para el sector del transporte urbano, esto ofrece un mayor potencial para compartir plataformas ya sea de automóviles u otros medios de transporte como bicicletas o patinetes eléctricos.

  1. Vida saludable

En primer lugar, es importante considerar las estrategias Farm to Fork y Biodiversity de la Unión Europea y su componente regulatorio. Estas estrategias pretenden, entre otros:

  • Garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud pública, asegurándose de que todos tengan acceso a alimentos suficientes, nutritivos y sostenibles.
  • Preservar la asequibilidad de los alimentos al tiempo que se generan beneficios económicos más justos, se fomenta la competitividad de la cadena de suministro de la UE y se promueve el comercio justo.

 

Fuente: European Commission

 

La pandemia ha agudizado la conciencia de las personas sobre la salud personal, tras hacerse evidente la rapidez con la que un virus se puede propagar por el mundo y lo vulnerable que puede llegar a ser la sociedad. Se está produciendo en consonancia un cambio en la forma en que las personas ven la salud a medida que recuperan el control sobre su propio bienestar, demandando mayores mejoras de seguridad e higiene.

Esa demanda de los consumidores es un catalizador para tecnologías y servicios que permitan pruebas, diagnósticos y tratamientos eficientes más rápidos e impulsará, el sector de las ciencias de la vida, junto con los equipos analíticos y de laboratorio, así como la telemedicina y los servicios sanitarios digitales.

El sector alimentario, en parte debido a la sospecha de que el virus pudo originarse en un mercado de alimentos de Wuhan, cabe esperar que los consumidores tomen decisiones basadas en la procedencia de los alimentos que comen, fijándose aún más en su composición.

Si ya existía una tendencia creciente de alimentos saludables, pasando de dietas basadas en alimentos de origen animal a aquellas que buscan aumentar aquellos de origen vegetal, esa tendencia no hará sino aumentar. No hay mayor prueba que el desarrollo por parte de la industria alimentaria de alternativas a la carne, y el hecho de que las cadenas alimentarias más grandes, como Burger King en España, ahora incluyen estas opciones dietéticas en sus menús.